Una ópera acuática causa sensación

¿En qué se parecen James Bond y la Carmen de Bizet? A primera vista diríamos que en nada, pero los dos han hecho uso del Seebühne, el icónico escenario flotante instalado en mitad de las aguas del Lago Constanza, en la localidad austriaca de Bregenz. El Seebühne es la estrella indiscutible del festival que ahí se celebra cada año, durante los meses de julio y agosto. Desde 1946, la "Ópera en el lago" atrae cada verano a Bregenz a miles de aficionados a ese género musical y escénico. Con un aforo de casi 7.000 localidades, el Seebühne es el mayor teatro lacustre del mundo.

Con sus asombrosas escenografías y su innovador uso de las tecnologías más punteras, las vanguardistas producciones de ópera del Festival de Bregenz han dado fama planetaria a ese acontecimiento cultural. Tan es así, que los realizadores de A Quantum of Solace integraron a la archifamosa película de Bond el gigantesco ojo azul que en 2008, año de su rodaje, sirvió de escenario a la Tosca de Puccini, y algunas escenas de la representación.  

Con ocasión del estreno de la Carmen de Georges Bizet, programada para la temporada 2017-2018, número 71 del festival, los productores se embarcaron en un impresionante mapping de proyección: cuatro Boxer 4K30 y dos Roadster HD20K-J de Christie® proyectaron con nitidez y precisión imágenes sobre los 62 naipes que protagonizaban el diseño de escena. La representación, una producción de Kaspar Holten, antiguo Director de ópera de la Royal Opera House de London, incorporó además al diseño dos colosales brazos femeninos que, elevándose de las aguas, lanzaban al aire las cartas de la baraja.

Las cartas se entremezclan

La elaborada escenografía es obra de la artista británica Es Devlin, que ha trabajado ya para estrellas del pop como Adele o U2 y fue responsable de la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Londres. Devlin aclara que su fuente de inspiración fue la escena en la que Carmen lee en las cartas el terrible destino que le aguarda. Además de como fondo del escenario, las cartas aparecen también dispersas por el suelo, sobre el que van pasando grupos de cantantes, bailarines y acróbatas, convirtiéndo la más célebre ópera de Bizet en un espectáculo inigualable que se acompaña de fuegos artificiales.

Cada uno de los naipes mide 4,3 por 7 metros, y funciona como una pantalla individual. Un total de seis proyectores Christie de alta intensidad fueron necesarios para cubrir con sus proyecciones la totalidad del escenario. "Contábamos ya con dos proyectores Roadster HD20K-J de Christie y, para responder a las necesidades técnicas que se nos planteaban, queríamos el mejor complemento para ellos. Los cuatro Boxer 4K30, también de Christie, eran justo lo que andábamos buscando", explica Markus Holdermann, subdirector de iluminación del Festival de Bregenz.

Todos los proyectores tenían que combinarse para crear una sola imagen global, sin que la diversidad de pantallas pudiera dañar la integridad del diseño de escena. Además, las imágenes debían apreciarse con total nitidez, salvando los sesenta metros de distancia que median entre la torre de iluminación y el escenario lacustre, lo que hacía absolutamente necesarios los 30.000 lúmenes de potencia de los Christie Boxer 4K30. Del suministro de los proyectores y el servidor de medios se encargó publitec, una empresa especializada en el alquiler y venta de tecnología de alta calidad para eventos y que, en palabras de Holdermann, "ha demostrado ser un socio capaz y fiable".

Los proyectores se instalaron en unas cabinas de proyección ubicadas en la zona de producción y repartidos por todo el conjunto. Se proyectaron diversas imágenes de animación de naipes, de toreros, de una plaza de toros, así como otras tomadas en directo de los cantantes, grabadas por dos cámaras en vivo y otra remota. "Eso permitía ir mostrando las diversas escenas sin efectuar grandes cambios escénicos, y acercar las arias individuales al público, aumentando con ello su impacto", aclara Holdermann.

La disposición individual en 3D de las cartas las hacía visibles desde un gran número de ángulos diferentes, un efecto teatral que exigía de los proyeccionistas una precisión absoluta. "La proyección tiene más de un centenar de cues, que no solo hay que lanzar en el momento preciso, sino dirigir con exactitud milimétrica a las cartas", añade Andre Groß, director de producto en publitec.

En este caso había que descartar la tecnología LED habitual hoy en día en gran número de diseños escenográficos. "Una imagen global homogénea, sobre todo cuando lo que se pretendía era que las cartas parecieran, desde todos los ángulos, pintadas, solo se consigue con proyección", confirma Holdermann. Groß asiente, y añade: "Otro factor técnico decisivo que hubo que contemplar en esta producción es el del ángulo de visión. Hay ciertos ángulos de inclinación con los que el LED no funciona, y los naipes del escenario estaban todos inclinados en distintas direcciones".

Perfección sobre, en y bajo el agua

Las adversas condiciones climatológicas plantearon un desafío especial al equipo técnico. Para el día del estreno, en pleno verano, se vaticinaba lluvia, y las luces amenazadoras de los relámpagos comenzaron a reflejarse por el lago. Como explica Holdermann, un escenario expuesto al sol, al polvo o a la humedad se deforma visualmente, y el ajuste de imagen en la proyección resultó ser uno de los mayores retos a resolver.

Andreas Flemming, CEO de publitec, señala: "El diseño compacto, el poco peso y, muy especialmente, la robustez del Boxer 4K30 son factores que lo convierten en el proyector indicado para este tipo de trabajo". Junto a ello, su funcionamiento intuitivo y sus sencillas opciones de ajuste aseguran a los proyeccionistas un control absoluto de cuanto sucede sobre el escenario.  ​

Pero además, los proyectores no tuvieron que enfrentarse a las volubles condiciones meteorológicas del lugar. Como cuenta Holdermann, sus dimensiones permitieron alojarlos en las cabinas de proyección, a salvo de los elementos.

La première fue, en cualquier caso, un éxito rotundo. Los cantantes ꟷincluyendo la que interpreta el papel de "Micaela", que canta su aria desde quince metros de alturaꟷ, el cuerpo de baile, con los bailarines danzando con el agua hasta los tobillos por razones de producción, y los extras que contemplan la escena desde los naipes, dejaron al público boquiabierto. Y, como no podía ser de otra forma, en esta producción Carmen no muere apuñalada por Don José, sino ahogada en las turbulentas aguas del Lago Constanza.

La producción de Bregenz podría, para algunos puristas de la ópera, pecar de un exceso de espectacularidad, pero el público que aguantó estoicamente la lluvia la noche del estreno se mostró entusiasmado. "El éxito de la temporada ha sido extraordinario, y antes de la première ya habíamos vendido todas las localidades. Un escenario de estas dimensiones, con un diseño realista, resulta especialmente impactante, y las transformaciones a las que las proyecciones van sometiéndolo contribuyen a que la experiencia del público sea inolvidable", sonríe Holdermann.

La "Carmen del lago" resucitará en 2018, probablemente con pocos cambios. "Dimos vida al concepto con gran acierto. En concreto, por lo que respecta a iluminación y multimedia, los resultados fueron espectaculares. Personalmente, creo que no hay que cambiar prácticamente nada", remata Holdermann.

Photos: © Bregenzer Festspiele/ Karl Forster