Auvis
Austria
Performing arts
Christie D12WU-H 1DLP
Dr. Jekyll, Peter Pan y Baloo; No mas diapositivas
Cataratas en junglas tropicales, sombríos callejones en el Londres de otro tiempo, ondeantes velas de un barco pirata… Son tan sólo algunos de los escenarios que los novelistas idearon para transportarnos al corazón de sus relatos y a sus mundos de aventura.
Es la misma iconografía visual que el cine utiliza hoy y con la que las salas de teatro, por medio de diapositivas, han mantenido a sus espectadores pegados a las butacas durante décadas. Una técnica —la de las diapositivas— que el grandioso teatro Bühne Baden puso en pie al poco de su restauración en 1909.
El actor, el emperador y el magistrado
En realidad el Stadttheater de Baden, Austria, más conocido por Bühne Baden, había comenzado su andadura mucho antes, en 1774, cuando al actor Johann Matthias Menniger regresó a Baden y, dirigiéndose directamente al Emperador Josef II, solicitó al soberano que costeara la construcción de un salón de comedias que sustituyera al corral en el que por entonces se llevaban a cabo las representaciones teatrales. La petición dio inicio a ciento cincuenta años de disputas entre artistas, realeza, empresarios y autoridades locales que rivalizaban por ofrecer a las artes escénicas el mejor espacio de la ciudad balnearia.
En 1898 los espacios teatrales no estaban en las mejores condiciones. Muchos presentaban riesgo de derrumbe, poca seguridad frente al fuego o escasas condiciones de higiene. La situación llevó al ayuntamiento a convocar un concurso para la construcción de un nuevo edificio. Sin embargo, ninguno de los proyectos presentados acabaría construyéndose, y diez años después el municipio se embarcó en un proyecto de "restauración total" presupuestado en 15.000 florines.
Transcurridos cien años de aquel proyecto de restauración total, el Bühne Baden ha pasado de proyectar diapositivas a invertir en proyección digital, con un coste, eso sí, considerablemente inferior a aquellos 15.000 florines (los historiadores sostienen que en dinero actual un florín representaría entre200 y 400 euros) y con una toma de decisión algo más ágil que la de las anteriores inversiones en el Bühne Baden. Su director técnico, Christof Lerchenmüller, nos explica el porqué:
De la diapositiva al vídeo
"Cada vez era más difícil proyectar las diapositivas por la falta de técnicos de revelado, lo que nos animó a recurrir al proyector de vídeo".
"Hoy es más y más frecuente que los teatros recurran a la proyección digital para crear sus decorados. Para nuestros equipos de producción se trata de la alternativa más lógica, pues esa tecnología nos ahorra muchas horas de pintura en el taller y un montón de gastos en materiales e impresión de gran formato", explica Lerchenmüller.
Sin embargo, los escenógrafos y los directores necesitan comprender bien no sólo las oportunidades que brinda la proyección digital, sino también sus requisitos y la necesidad de evitar pasar demasiado tiempo editando imágenes y vídeos. La incorporación de tecnología de proyección mediante servidores de medios precisa de una interacción más intensa entre la iluminación y el vídeo/sonido, así como comprobaciones más exhaustivas antes de presentar el espectáculo al público. "Por suerte, a día de hoy tenemos ya una gran experiencia en ello", remata Lerchenmüller.
5,5 metros exigen precisión
Teniendo en cuenta sus necesidades escenográficas, el teatro acabó decidiéndose por tres proyectores Christie D12WU-H, que se montaron verticalmente sobre una plataforma de tres metros de altura entre bastidores, desde la que se proyectaban las imágenes sobre una pantalla de retroproyección de 11 x 5,8 metros ubicada al fondo del escenario. Los proyectores se conectan al servidor de medios con cables de fibra óptica HD-SDI. "El Christie D12WU-H ofrece una excelente relación calidad-precio para este tipo de aplicación", afirma David Chmel, director de Auvis, partner de Christie.
Pero había limitaciones espaciales a considerar. Como explica Chmel, "La distancia de la proyección trasera es de tan sólo 5,5 metros, y los dos proyectores exteriores están a tan sólo 2,5 metros uno del otro, y eso obliga a ser muy precisos". A lo que Lerchenmüller añade: "Nos decidimos por el Christie D12WU-H: su brillo, con un consumo de tan sólo 1,1 kW en su intensidad máxima, fue el factor decisivo". Además, su funcionamiento casi sin ruido es fundamental en un entorno teatral. A ello se suma que, con una potencia lumínica de 12.000 lúmenes por proyector y resolución WUXGA, es uno de los dispositivos 1DLP más compactos y brillantes del mercado.
Veintisiete decorados diferentes en dos horas
La nueva instalación debutó en la producción de El libro de la selva, un ballet para niños basado en la novela de Rudyard Kipling, cuyo estreno mundial tuvo lugar precisamente en el Bühne Baden, donde continuará en cartel hasta octubre de 2017. Las imágenes empleadas consisten en collages de imágenes turísticas modificadas y fusionadas digitalmente junto a vídeos de animación con cataratas, corrientes de agua y olas, que transportan al público a una atmósfera selvática.
Hasta el 2 de septiembre los proyectores se utilizaron también para las imágenes de fondo del musical Dr Jekyll y Mr Hyde. "El reto de ese musical era cómo mostrar veintisiete decorados distintos en dos horas", cuenta Lerchenmüller. Para conseguirlo, el equipo de dirección trabajó con retroproyecciones muy distorsionadas. La interacción entre el escenario, la máquina para crear el efecto de niebla, las luces y las retroproyecciones consiguió esa atmósfera oscura que esperamos del Londres de finales del siglo XIX, reforzando la interpretación de los personajes.
Photos: ©Theater Baden / Christian Husar